domingo, 15 de marzo de 2009

Siempre es el momento para una muerte digna

Hace algo más de un mes el caso de Eluana, la chica italiana que falleció después de estar 17 años en coma, provocó un gran debate social en su país entorno al tema de la eutanasia.

Aquí, en el nuestro, este tema no nos viene de nuevo. Casos como el de Ramón Sampedro ya removieron en su día la conciencia y el sentir de las personas con respecto al derecho a una muerte digna. Y es que en su momento una Comisión del Senado aseguraba que el 67% de los españoles era ya entonces partidario de regular la eutanasia y el suicidio asistido.

Ahora, en el congreso, parece ser que este tema ha cogido por sorpresa a las dos grandes fuerzas políticas, las cuales rechazaron una propuesta del grupo ERC-IU-ICV que promovía la despenalización de la eutanasia modificando así la legislación española para que quedara “exento de pena” quien “permitiese, proporcionase o facilitase la muerte digna y sin dolor de otra persona”.

El argumento del que se valió el partido que hoy nos gobierna es que “aún no es el momento” y que, tal vez, después de un debate “responsable y sosegado” la sociedad solicite al gobierno “subir otro peldaño”.
De un tiempo a esta parte da la sensación que para el gobierno nunca es el momento de hacer las cosas y que las cosas que se hacen acaban quedándose en agua de borrajas.

¿De qué debate hablan? ¿A caso la sociedad no está más que concienciada con este tema? ¿O es que habla de aquella “otra sociedad” que hace política desde el púlpito, promoviendo manifestaciones contra la libertad de las personas?
Cada día gobierno y oposición se asemejan más en sus posturas. Mientras unos se mantienen en su órbita derechista, los otros en lugar de “subir peldaños” los bajan de dos en dos, alejándose de las necesidades de la sociedad.

El derecho a una muerte digna no debería ir de la mano de un ideal político, debería ir de la mano de la conciencia y sensibilidad de todo aquel que se define como “humano”. Porque no se trata de recortar derechos sino de ampliarlos, darle la posibilidad a aquel que padece una enfermedad incurable a que deje de sufrir, dando la oportunidad a cada uno de decidir lo que es digno para él.

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