lunes, 28 de marzo de 2011

Despertares

Son las 7.20, el despertador del móvil ladra rabioso sobre la mesilla. “¡No puede ser! ¿Tan rápida pasó la noche?” Miro por los agujeros de la persiana calculando la intensidad de la luz, con la esperanza de que aún no se haya marchado la luna y simplemente haya sido un mal cálculo de la noche anterior. Resignado me incorporo en la cama, mantengo los ojos cerrados arañando los últimos segundos al sueño. Nunca un segundo tuvo tanto valor como el de primera hora de la mañana. Pienso en esos momentos de libertad horaria, en las siestas de sábados por la tarde, en los días de fiesta… Me auto-convenzo con imágenes agradables que son saboreadas lentamente para hacer más llevadera la indignación. Actúo por instintos, mi mente sigue reposando sobre la almohada pero mi cuerpo ya está en el baño. Empieza el ritual diario: ducha, ropa, desayuno, dientes y calle. Todo en un tiempo récord que podría firmar el mismísimo Carl Lewis. Es lunes, para más inri, tal vez el peor momento de la semana. Pero en la calle algo se mueve, la primavera. Época del año históricamente revolucionaria, de II República, de claveles, de La Sorbona, de plazas abarrotadas... Aún queda todo por hacer, ¿me acompañas? Feliz semana.