jueves, 16 de septiembre de 2010

Nos sobran los motivos

En 1986 se planteaba en el panorama político español la entrada en la UE, se hablaba de la Europa del Bienestar. El Estado debería ofrecer un mínimo de garantías sociales a sus ciudadanos. Sólo por citar unos ejemplos: sanidad, empleo, integración, igualdad de clases…

Para mucha gente entrar en la UE significaba entrar en un mundo donde la mendicidad y el hambre no pasarían del norte de África. Y para un país como el nuestro, situado a años luz de las grandes potencias europeas, era un caramelito irresistible el parecer más rubio y más alto que nuestros vecinos del sur.

Pienso que aquella idea de crear un Estado de Bienestar no era del todo mala. Unir esfuerzos por mejorar los derechos de los ciudadanos siempre es una buena noticia. Pero tal vez las personas que han tripulado la nave no han sido las idóneas.

A lo largo de los años nuestras mejoras son, en muchos de los casos, el resultado del empobrecimiento o abuso de aquellos países y personas más débiles. Jugamos con una doble moral, te ayudamos mientras te necesitamos. Los intereses de nuestros mandatarios han sido egoístas, la defensa del gran capital en reprimenda de los más necesitados es la dinámica en los últimos años. Los grandes partidos de ideales supuestamente opuestos cada vez se parecen más. Y el resto de partidos, cuya posición siempre ha sido crítica y clara, hacen más de lo que pueden hacer, pero menos de lo que debieran por culpa del bipartidismo establecido.

Actualmente vivimos una situación insostenible provocada por los años de especulación de los poderosos del mundo, grandes multinacionales y entidades financieras. Y por si fuera poco, con las actuales reformas, lejos de pedirles responsabilidades se les protege, recortando y apretando el cinturón de la clase trabajadora. El giro político del gobierno socialista es un reflejo de las políticas de derechas que se están empleando en toda Europa. De aquel Estado de Bienestar y su declaración de intenciones quedan solo las migajas.

El 29 de septiembre, viviremos en España una huelga general en contra de las reformas laborales adoptadas por el gobierno y como protesta por la precariedad laboral que vivimos actualmente. Hay gente que no cree en las manifestaciones como herramienta de presión y de cambio o no encuentra argumentos suficientes para salir a la calle, yo sí. Como decía el maestro Sabina, nos sobran los motivos.