jueves, 19 de marzo de 2009

A la Iglesia, ese gran club

No criticaré lo que tiene que hacer cada uno en su casa, ni los discursos que les den a los socios en su club. Pero basta ya de inmiscuirse en una sociedad entre los que se encuentran musulmanes, budistas, ateos… en definitiva una sociedad constitucionalmente laica. ¿Acaso creen que a todos los ciudadanos de a pie les importa lo que ustedes piensan?

A pesar de que sigan disfrutando de ciertos privilegios que ningún gobierno ha querido o ha sabido atajar, no se crean tan importantes como para cambiar el rumbo de una ciudadanía ni las leyes que democráticamente sobre nosotros rigen.
Esa época de pleno dominio eran otros tiempos, tiempos que tal vez añoren por el nivel de protagonismo que tenían. Pero en definitiva, tiempos que no volverán.

Sus discursos de moralidad, del bien y del mal, guárdenlos para los pocos fieles que aún les quedan y que hoy en día acuden a sus iglesias cada domingo. Esta sociedad dista mucho de aquella que vivía en la ignorancia, ignorancia que ustedes aprovechan para inculcar el miedo y captar nuevos clientes. El mundo avanza y ustedes se quedaron en la teoría de la Tierra plana y en la quema de brujas.

Me asusta la hipocresía que desprende su jefe, Benedicto XVI, cuando le oigo hablar del hambre en el mundo mientras calza un anillo de oro en el dedo con el que se podría dar de comer a media África. Pretenden decir lo que está bien y lo que no, quien se debe casar con quien, como deben ser nuestras prácticas sexuales o como debemos educar a nuestros hijos. Temas sobre los que por supuesto ustedes nunca tendrán la más mínima experiencia, o al menos no deberían tenerla. ¿no es así?

No creo en la iglesia, ni en la existencia de ningún dios. Pero si alguna vez existió alguien que luchó por el bien de las personas y sobre el cual se fundamentan sus bases cristianas, ese alguien, hoy, no pertenecería a su club.

domingo, 15 de marzo de 2009

Siempre es el momento para una muerte digna

Hace algo más de un mes el caso de Eluana, la chica italiana que falleció después de estar 17 años en coma, provocó un gran debate social en su país entorno al tema de la eutanasia.

Aquí, en el nuestro, este tema no nos viene de nuevo. Casos como el de Ramón Sampedro ya removieron en su día la conciencia y el sentir de las personas con respecto al derecho a una muerte digna. Y es que en su momento una Comisión del Senado aseguraba que el 67% de los españoles era ya entonces partidario de regular la eutanasia y el suicidio asistido.

Ahora, en el congreso, parece ser que este tema ha cogido por sorpresa a las dos grandes fuerzas políticas, las cuales rechazaron una propuesta del grupo ERC-IU-ICV que promovía la despenalización de la eutanasia modificando así la legislación española para que quedara “exento de pena” quien “permitiese, proporcionase o facilitase la muerte digna y sin dolor de otra persona”.

El argumento del que se valió el partido que hoy nos gobierna es que “aún no es el momento” y que, tal vez, después de un debate “responsable y sosegado” la sociedad solicite al gobierno “subir otro peldaño”.
De un tiempo a esta parte da la sensación que para el gobierno nunca es el momento de hacer las cosas y que las cosas que se hacen acaban quedándose en agua de borrajas.

¿De qué debate hablan? ¿A caso la sociedad no está más que concienciada con este tema? ¿O es que habla de aquella “otra sociedad” que hace política desde el púlpito, promoviendo manifestaciones contra la libertad de las personas?
Cada día gobierno y oposición se asemejan más en sus posturas. Mientras unos se mantienen en su órbita derechista, los otros en lugar de “subir peldaños” los bajan de dos en dos, alejándose de las necesidades de la sociedad.

El derecho a una muerte digna no debería ir de la mano de un ideal político, debería ir de la mano de la conciencia y sensibilidad de todo aquel que se define como “humano”. Porque no se trata de recortar derechos sino de ampliarlos, darle la posibilidad a aquel que padece una enfermedad incurable a que deje de sufrir, dando la oportunidad a cada uno de decidir lo que es digno para él.

lunes, 9 de marzo de 2009

Toros y olé

En pleno siglo XXI ya no solo me impacta ver fiestas al más puro estilo Gladiator, sino ver que encima se les premia y reconoce. Este es el caso de Francisco Rivera Ordoñez, torero por herencia y personaje del papel couché, que en estas últimas semanas recibió la medalla de oro de las bellas artes 2008. Este premio lo otorga el Ministerio de Cultura de España a aquellas personas que destacan en los campos de la “cultura”. Y pongo cultura entre comillas porque no me deja de sorprender ver como en la lista de premiados entre los que se encuentran actores, directores, músicos,… aparezca la palabra matador de toros.

¿Qué de cultural tiene un matador de toros? ¿Qué de bello o qué de arte tiene ver y participar de la agonía de un animal? Y no es la primera vez que se otorga este galardón a tales figuras, pero uno siempre tiene la esperanza de que, con el paso de los años, las raíces de esta España profunda que nos atan a un pasado de vergüenza desaparezcan de una vez por todas.

Es cuanto menos contradictorio ver como, por parte del gobierno, promueven campañas en defensa de los animales y por otro lado condecoran a aquel que los maltrata. Los intereses económicos de algunos y/o el miedo a perder apoyo popular de otros no deben ponerse por encima de la defensa y protección del animal.
La consideración del toro como ser vivo, ser capaz de sentir y sufrir, nos debe hacer recapacitar y plantearnos si la “fiesta nacional” por antonomasia debe dejar de serlo. El futuro de un país está en la evolución, no en tradiciones del medioevo.

jueves, 5 de marzo de 2009

¿Monarquía para siempre?

Monarquía si, monarquía no. Decisión que llevo esperando oír toda mi vida.
Que mayor y verdadera democracia que la de poder elegir a todo aquel que te representa, y lo que es mas importante, a aquel que tiene el “poder supremo” de tu país.

Muchos son los debates que actualmente sacuden el panorama político con respecto a la monarquía, y es que de un tiempo a esta parte demasiadas son las apariciones de los monarcas en los medios de comunicación y no precisamente por veranear en Mallorca o por haber adquirido un nuevo Bribón. Las salidas de tono de tan ilustres personajes, ya sea por frases célebres como la que protagonizó el rey con Hugo Chávez o por las perlas biográficas de la reina, están poniendo en tela de juicio algo que ya hace tiempo debería haberse debatido, la continuidad de la corona.

Porque no hablamos de una casa real cualquiera, hablamos de una monarquía que fue elegida a dedo por un dictador que arrasó España durante 40 años, sus últimas voluntades. Un reinado que tuvo que aceptar el pueblo sin rechistar si quería ver un mínimo resquicio de libertad y democracia, que forma más peculiar la de empezar una democracia, imponiendo la monarquía.

Durante estos 30 años se ha visto al rey como “el salvador”, la persona a la que debemos agradecer no haber continuado con la línea dictatorial de Franco, la persona que nos sacó de un posible golpe de estado en el 81. Pero creo que solo debemos mirar un poco más allá para darnos cuenta de que el momento político y social que vivía España y Europa en los últimos años de franquismo eran totalmente contradictorios a una posible continuidad del régimen. Los movimientos obreros y estudiantiles contra el régimen estaban a la orden del día e incluso el Vaticano se opuso y condenó rotundamente las últimas penas de muerte de Franco.

Evidentemente las cosas estaban cambiando, ¿le debemos estos cambios al rey? por supuesto que no. Él, simplemente se dejó llevar y como una veleta se movió hacia donde soplaba el viento. De la misma forma se sabe, en la versión “no oficial”, que durante el golpe de estado de Tejero, Juan Carlos optó por esperar a ver que sucedía y apuntarse a caballo ganador. El único responsable del fracaso del 23F fue el propio Tejero al no aceptar un posible gobierno dirigido por Armada en el que hubiesen habido diputados comunistas.

¿Qué hubiera ocurrido si en los tiempos de transición las cosas hubieran estado más a favor del régimen? ¿Qué hubiera ocurrido si el golpe de estado de Tejero hubiera triunfado? Nunca se sabrá, pero lo cierto es que de todos es sabido el aprecio que le tenía el Borbón al hombre que le llevó hasta la corona española, como bien dijo Juan Carlos, “Delante de mi no se habla mal de Franco”.

Visto lo visto, uno se plantea si realmente interesa tener tales personajes como representantes de nuestro país, si el papel que el rey desempeña en la actualidad carece o no de sentido, si los ingresos que estos reciben y que aumentan año tras año van acorde con el trabajo que realizan, si en los tiempos que corren pueden existir personas inmunes y que vivan al margen de la ley, si todo esto es necesario.

Yo me inclino a pensar que no, que existen puntos fundamentales que confrontan totalmente con la moral de una ciudadanía libre, democrática e igualitaria.
Evidentemente esto no es más que un punto de vista personal, una opinión. Ahora falta ver que dice el resto de ciudadanos, para ello creo que este país, después de 30 años, se ha ganado el derecho a poder elegir a todos sus representantes y por supuesto la forma de gobierno que quieren tener. Creo que ahora es el momento, que el pueblo hable. ¡Referéndum YA!

miércoles, 4 de marzo de 2009

La memoria olvidada

Sus viejos huesos descansan impacientes sobre una roca, sus ojos se intuyen entre un mar de arrugas y, aunque pequeños, esta mañana reflejan un brillo especial.
Son muchos años de vacío, años en los que nunca pudo ir a contarle como crecían los chicos o como su nieto se parecía tanto a él, años en los que tuvo que tragarse todo el dolor.
Desde entonces llovió mucho pero, a pesar del interés de algunos, el paso del tiempo no le pudo hacer olvidar. Hoy esperamos devolverle a esta mujer aquello que un día quiso en vida y que ahora quiere todavía más, hoy esperamos darle un descanso digno al que murió por un ideal.

Este relato refleja el sentir de muchas personas que perdieron a algún ser querido en manos de la represión franquista y que fueron enterrados en lugares hoy todavía por identificar.
Esperemos que se lleven a cabo libremente las exhumaciones de las víctimas, porque nadie tiene derecho sobre los demás a decidir cuando olvidar, solo uno mismo, solo el que ha padecido es dueño de su memoria.