miércoles, 20 de octubre de 2010

Mala gente

Han pasado ya varios días desde que el arzobispo de Bruselas hiciera unas declaraciones en las que hablaba de diferentes “formas de justicia” como son el sida o el cáncer (noticia). Mi repulsa total hacia la Iglesia y todo lo que ella representa es una realidad que no escondo. Alguna que otra vez he hecho algún comentario al respecto pero nunca me habían tocado tanto la fibra como hasta ahora. Póngase de antemano que hay que saber separar entre Iglesia y persona que tiene fe en algo/alguien. Por el segundo colectivo tengo un respeto absoluto a pesar de no compartir sus creencias. No puedo decir lo mismo de la Iglesia y de sus altas esferas, sobre la que vuelco todas mis antipatías y a la que le debo el mismo respeto que ellos han practicado a lo largo de los tiempos con el pueblo llano. Es decir, ninguno.

Manzanas podridas pueden haber en todos los sacos, y podríamos justificar a la Iglesia argumentando que el arzobispo de Bruselas es una de ellas. Pero cuando tú tienes una manzana podrida en tu saco te apresuras a sacarla para que no pudra el resto de manzanas, a no ser que te gusten las manzanas podridas. Y esto debe ser lo que le pasa al “representante de Jesucristo en la tierra”. Benedicto XVI como jefe del clan debería pedir perdón en nombre de la Iglesia por las palabras de su arzobispo, y acto seguido destituirlo del cargo para limpiar su saco de mugre. De igual manera debería haber hecho con tantas manzanas podridas que han ido saliendo en estos últimos años y que a pesar de todo siguen cobijados bajo sus faldas oliendo a rancio. Está claro el tipo de manzanas que le gustan al Papa.

En noviembre Benedicto XVI visitará Barcelona, allí estaré para darle mi más “calurosa bienvenida”.