miércoles, 4 de marzo de 2009

La memoria olvidada

Sus viejos huesos descansan impacientes sobre una roca, sus ojos se intuyen entre un mar de arrugas y, aunque pequeños, esta mañana reflejan un brillo especial.
Son muchos años de vacío, años en los que nunca pudo ir a contarle como crecían los chicos o como su nieto se parecía tanto a él, años en los que tuvo que tragarse todo el dolor.
Desde entonces llovió mucho pero, a pesar del interés de algunos, el paso del tiempo no le pudo hacer olvidar. Hoy esperamos devolverle a esta mujer aquello que un día quiso en vida y que ahora quiere todavía más, hoy esperamos darle un descanso digno al que murió por un ideal.

Este relato refleja el sentir de muchas personas que perdieron a algún ser querido en manos de la represión franquista y que fueron enterrados en lugares hoy todavía por identificar.
Esperemos que se lleven a cabo libremente las exhumaciones de las víctimas, porque nadie tiene derecho sobre los demás a decidir cuando olvidar, solo uno mismo, solo el que ha padecido es dueño de su memoria.

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